Escrito por Margarita Brito
Tomado de tusolcaribe.net
Santo Domingo.- Como animales tratan a las mujeres que acuden a dar a luz a la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, a diario mueren tres cuatro y hasta más niños, muchos por negligencia del personal médico que las atiende.
Mujeres que paren en pasillos, el parqueo, que son acostadas hasta en número de tres en una cama, sin sábanas, es lo normal en este hospital, donde además del dolor y las molestias propias de un parto o una cesárea, las madres sufren humillaciones y otros malos tratos, además de los citados.
Decir que se vive una pesadilla de horror es poco, la canción de Juan Luis Guerra, El Niágara en bicicleta le queda corta la realidad que viven las mujeres en la principal Maternidad pública de República Dominicana.
Hacía tiempo que escuchaba los comentarios, de varias vecinas que sin recursos económicos se vieron obligadas a acudir a este centro asistencial en estado de gestación.
Pero pude constatar esta realidad con el caso de mi amiga y compañera de trabajo, la periodista Lidia Mora, a quien el médico que la atendía en un centro privado le dijo que se fuera allí, porque su presión arterial se había disparado y el bebé corría peligro.
Qué ironía, la mandó a este hospital porque a su juicio ahí estaban los equipos más modernos para salvarle, pero se lo dejaron morir. Tal vez equipos hay, pero lo que no hay es amor por el prójimo, ejercer por vocación, cumpliendo con el juramento hipocrático, porque muchos de los que ejercen la medicina lo hacen por dinero, no por amor y vocación de servicio.
Lidia Mora llevaba un embarazo normal se complicó poco después de los siete meses y a su niño se lo dejaron morir, pero no sólo su bebé murió, sino otros también que estaban en la unidad de cuidados intensivos junto a el.
La periodista Lidia Mora vivió en carne viva los niveles de horror con que tratan a las parturientas en la Maternidad Ntra. Señora de La Altagracia, donde dejaron morir su bebe recién nacido.
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| Fachada frontal del Hospital Ntra. de La Altagracia. |
Mujeres que paren en pasillos, el parqueo, que son acostadas hasta en número de tres en una cama, sin sábanas, es lo normal en este hospital, donde además del dolor y las molestias propias de un parto o una cesárea, las madres sufren humillaciones y otros malos tratos, además de los citados.
Decir que se vive una pesadilla de horror es poco, la canción de Juan Luis Guerra, El Niágara en bicicleta le queda corta la realidad que viven las mujeres en la principal Maternidad pública de República Dominicana.
Hacía tiempo que escuchaba los comentarios, de varias vecinas que sin recursos económicos se vieron obligadas a acudir a este centro asistencial en estado de gestación.
Pero pude constatar esta realidad con el caso de mi amiga y compañera de trabajo, la periodista Lidia Mora, a quien el médico que la atendía en un centro privado le dijo que se fuera allí, porque su presión arterial se había disparado y el bebé corría peligro.
Qué ironía, la mandó a este hospital porque a su juicio ahí estaban los equipos más modernos para salvarle, pero se lo dejaron morir. Tal vez equipos hay, pero lo que no hay es amor por el prójimo, ejercer por vocación, cumpliendo con el juramento hipocrático, porque muchos de los que ejercen la medicina lo hacen por dinero, no por amor y vocación de servicio.
Lidia Mora llevaba un embarazo normal se complicó poco después de los siete meses y a su niño se lo dejaron morir, pero no sólo su bebé murió, sino otros también que estaban en la unidad de cuidados intensivos junto a el.
Cuando lo fue a buscar, se lo habían colocado en el piso, en una caja de cartón, sólo de escucharlo dan ganas de llorar, cómo no será para una madre que acaba de salir de una cirugía.
Ojalá que las autoridades investigaran porque Lidia es una sola, pero a diario son decenas las madres que sufren vejaciones y que pierden su bebé. Reproducimos el vídeo de la entrevista que le realizara Telesistema, canal 11, a Lidia Mora.
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